Capítulo 2.

Árboles, o lo que quedaba de ellos, era lo único que Irene podia ver. Cenizas y sombras se esparcían por donde algún día hubo un bosque soleado y alegre. No sabía exactamente donde se encontraba. Aunque aquel lugar le resultaba extrañamente familiar. De pronto oyó un ruido. Momentos más tarde reconoció que eran aullidos de lobos. Asustada miró a su alrededor. Nada, solo cenizas de los árboles. Volvió a oírlo. Estaba vez se encontraba más cerca. Su instinto le dijo que echase a correr. Eso hizo. Corría sin rumbo alguno. Se paró en un claro. Allí había el trazo de lo que un dío fue un río. Siguió aquel trazo a paso ligero...
Abrió los ojos bruscamente, ‘’¿Qué había soñado?’’ ‘’¿Cúal era el final?’’ Irene apenas recordaba su sueño. Eso la extrañaba. Siempre recordaba todo. Siempre era el mismo sueño. Pero este no, este era distinto. En este se encontraba sola. Sin ayuda alguna. Este lo encontraba más cerca. Sentía que pronto ocurriría. ¿Pero eso es verdad? No se sentía del todo segura.